domingo, 22 de abril de 2012

VIAJE ACABO DE GATA: 1ª Y 2ª PARTE

http://youtu.be/ICa0wi9MeNY


1ª PARTE: DE SAN JOSÉ AL CABO DE GATA  

Nuestro lugar de residencia en esta visita al P. N. de Cabo de Gata está en el pequeño pueblo El Pozo de los Frailes junto a la localidad de san José.

Hemos llegado después de recorrer la autovía del Mediterraneo y atravesar los abusos urbanísticos cometidos en Levante, particularmente agresivos con el paisaje en torno a la Marina Baixa. A un lado y a otro de la autovía se han sucedido ininterrumpidamente urbanizaciones "con vistas al mar" a costa de comer el terreno en las laderas próximas a la costa.  Al ritmo que va la economía española asistiremos al deterioro fantasmagórico de aquella insostenible fuente de enriquecimiento. La imagen de los embotellamientos que pueden producirse en las horas punta de afluencia a la playa refleja el sinsentido de como vivimos el ocio.

San josé
Nuestra primera toma de contacto es con la localidad de San José, antiguo pueblo de pescadores, de la que he leído referencias como bulliciosa, quizá por ser la más grande de todas las de este P.N. y por su gran oferta de servicios turísticos además de por su localización. La recorremos admirándonos de la luz de Almería y el azul del Mediterráneo. Disfrutamos del beneficio que supone la declaración de Parque Natural por la limitación a esa especulación que ha destruido paisajes como acabamos de ver en nuestro viaje. Todavía no ha llegado una avalancha de turistas que colme las expectativas de quienes trabajan en la hostelería y tampoco lo hará a lo largo de estas vacaciones. Si la crisis da al traste con tantos negocios y puestos de trabajo devuelve el equilibrio al uso que hacemos del paisaje.

Empezamos a recorrer el Parque en torno a las famosas playas comprendidas entre san José y el Cabo de Gata. Podemos acceder a la playa de los Genoveses por un sendero que parte de San José y continuarlo durante 13 km. hasta el Cabo. Este Parque ofrece múltiples senderos de longitud y duración diferente pero nosotros disponemos de sólo cuatro días escasos y alternaremos trayectos en coche con paseos.
Playa de los Genoveses
Nos acercamos en coche hasta la Playa de los Genoveses donde hay un aparcamiento que en este momento apenas está ocupado. Cuando preparas un viaje consultando páginas web u otro tipo de información te asaltan las imágenes de aquello que vas a ver y se corre el riesgo  de que el viaje se convierta en el cumplimiento de una serie de itinerarios en el que vas constatando la existencia de aquello que ya habías visto y de lo que vuelves a dar fe de su existencia con tu cámara fotográfica. Por eso últimamente me limito a leer procurando no quedarme con imágenes que condicionen mi vista y poder sorprenderme de lo que voy descubriendo.         

Recorremos la extensa playa de los Genoveses hasta el morrón que la limita y seguimos caminando por el Cerro de El Barronal recorrido por multitud de sendas. Elegimos caminar con vistas a los acantilados y a calas como la de su mismo nombre.
Playa de Monsul

Con el coche llegamos a la Playa de Monsul, escenario de muchas películas,  con su duna rampante y sus rocas en forma de ola. Continuamos hasta la Playa de la Media Luna. En este comienzo ventoso de la Semana Santa vivimos estas playas paseandolas y su belleza es tal que parece que esta sea la mejor forma de hacerlo. Me resulta difícil imaginarlas con olor a aceite solar y salpicadas de sombrillas.

Pasada la Cala Carbón nos vemos obligados a dejar el coche pues una valla nos impide el paso. Atrás hemos dejado numerosas calas nudistas.

Subimos andando 2 km. hasta la Torre Vigía de la vela Blanca atravesando el Barranco Negro y disfrutando  de las flores y matorrales que hacen que la primavera sea el mejor momento para este viaje.
Punta Colorada

En el alto acantilado del Cerro de la Vela Blanca, resto de un antiguo volcán submarino, disfrutamos hacia el N.E. de un perfil único por sus colores y formas conseguidas por la erosión del mar sobre los despeñaderos de lavas. Hacia el S.O. se recorta el Cabo de Gata y el Arrecife de las Sirenas en un contraluz que nos avisa de que la puesta de sol está próxima.

Cabo de Gata
En el Cerro  de la Vela Blanca otra valla impide cruzar a los coches que vengan desde el Cabo. Este trayecto cerrado al tráfico no presenta ningún peligro: es suficientemente ancho y el acantilado no es especialmente peligroso. Si podrán atravesarlo, al igual que todos los que permanecen cerrados al tráfico en el Parque, quienes contraten una excursión en todoterreno. Entiendo estas limitaciones al tráfico que son las que permiten que disfrutemos de un paisaje único y que dejaría de serlo con hileras de coches aparcados en los márgenes de la pista.

Quizá nos separen menos de 5 km. del Cabo. Se ha hecho tarde para continuar andando y si ahora queremos ir hasta el Cabo para contemplar la puesta de sol,tenemos que dar una vuelta de más de 35 km. volviendo a San José y dirigiéndonos hasta san Miguel de Cabo de Gata. Y habiendo leído acerca de lo espectacular de la puesta de sol en el Cabo, decidimos, temerariamente, hacer este trecho en una especie de carrera con el sol.
       
Cual turistas que siguen al pie de la letra las recomendaciones de un recorrido, desestimamos la posibilidad de quedarnos a contemplarla en la larga playa de Las Salinas y empezamos una subida suicida por una carretera de estrechas y cerradas curvas que van ganado altura sobre el acantilado. Solo me tranquiliza pensar que mientras el sol se está ocultando ningún otro turista descenderá por esta carretera.
Arrecife de las Sirenas
El sol nos ganó y al llegar arriba la contemplación del Arrecife de las Sirenas es la recompensa a esta absurda carrera. La imagen de la puesta de sol en el oleaje de la playa queda en mi memoria, pero es una foto perdida como tantas otras, en este y otros viajes. Y no lo vivo con la ansiedad del coleccionista de imágenes, sino con un sentimiento de  melancolía ante la fugacidad del momento a la que la fotografía nos enfrenta y que tantas veces experimento.
   
Más relajados descendemos la carretera con la intención de cenar en La Fabriquilla o La Almadraba de Monteleva, pequeños poblados junto al mar. Todo está cerrado. Se ven persianas bajadas en la mayoría de las casas. Parecen pueblos fantasmas que probablemente cobren vida los fines de semana o en verano.
       
Anochece y no podemos visitar la Albufera por falta de luz. Nuestra costumbre de cenar pronto hace que la luz suave de un chiringuito de madera situado en la playa- Chiringuito Chiribus- se nos ofrezca como una promesa de satisfacción inmediata. Y quizá por la necesidad de compensar la frustración por los locales que hemos encontrado cerrados y por las fotos perdidas, nos dejamos convencer de tomar una cena que rompe con nuestra habitual frugalidad a un precio caro como no volveremos a ver en toda la variada oferta de esta zona y sin tampoco satisfacernos gastronomicamente.

       
Atravesando los invernaderos que se extienden más allá de los límites del Parque, volvemos a nuestro económico hostal en El Pozo de los Frailes  que nos permitirá compensar este gasto inusual.



2ªPARTE:LOS ESCULLOS, LA ISLETA DEL MORO, RODALQUILAR, EL CORTIJO...

Asuntos familiares nos llevan durante la mañana de esta segunda jornada hasta Almerimar. No visitaba esta parte de la costa desde hace 21 años. Aguadulce se funde con Roquetas y los invernaderos han continuado su expansión.

               
Almerimar nació con la intención de ser una lujosa y exclusiva urbanización, un oasis en torno a un campo de golf. Ha vivido, como todo el país, el boom inmobiliario y el exceso de oferta de vivienda unido a la crisis económica ha democratizado su uso, como no lo hubieran imaginado quienes compraron y construyeron pensando ver a exquisitos jugadores de golf ingleses en primera línea de playa.

Playa del Esparto
Duna fósil en Los Escullos
Por la tarde emprendemos el recorrido desde El Pozo de los Frailes hacia el Norte del Parque haciendo nuestra primera parada en la Playa del Arco, bahía de los Escullos. Recorremos estas dunas fosilizadas de arena blanca en las que la erosión ha trabajado fantásticas formas. Seguimos caminando hasta las rocas de la Playa del Embarcadero o El Esparto donde las erosionadas y oscuras formas volcánicas contrastan con la blancura de los carbonatos de la Playa del Arco.

Estamos  de los dos conos volcánicos Los Frailes, los de mayor altitud del Parque, cuya silueta disfrutaremos plenamente desde la Isleta del Moro en el otro extremo de la Bahía.

Podemos llegar a la Isleta por un sendero. Optamos por acercarnos con el coche considerando que lo que veamos en el recorrido es lo que desde aquí divisamos y , al mismo tiempo, con la certeza de que cada opción que rechazamos lleva una visión de la realidad que, de haberla elegido, nos hubiera sorprendido.            
La Isleta del Moro
Los Frailes desde la Isleta del Moro
       
En La Isleta, pueblo de pescadores situado en un abanico aluvial disfrutamos del paisaje desde el mirador construido hacia el Sur del pueblo y desde el islote en el que anidan multitud de gaviotas.

 Sigiendo la carretera llegamos al Mirador de la Amatista desde el que dominamos los 20 km de calas y acantilados que hemos conocido desde nuestra llegada.

Mirador de la Amatista
La carretera abandona la costa y nos adentra en el Valle de Rodalquilar. Desde lo alto la vista es sorprendente. A medida que desciende la carretera, se va abriendo un valle circular resultado de dos calderas volcánicas. Hasta ahora los acantilados, los azules intensos del mar y el cielo habían sido la visión más sorprendente que teníamos del parque. Ahora se nos ofrece su interior montañoso donde los verdes de los cultivos en esta época del año se mezclan con los rojos de estas montañas mineras de las que se extrajo oro, plata y plomo hasta que se las consideró poco rentables. La carretera no me ofrece un lugar en el que parar y desde el que pueda fotografiar este anfiteatro cuya visión me ha cautivado.
Montañas mineras de Rodalquilar
Valle de Rodalquilar

 No entraba en mis planes el acercarme a las abandonadas instalaciones mineras pero la atracción que sentimos por el monte y en particular por el conocimiento de los minerales se impone y nos vemos recorriendo la pista que se adentra en la Sierra y cuando ya hayanos recorrido un trecho comprobaremos en el mapa que esa pista nos conduce hasta el Cortijo del Fraile.

De Rodalquilar al Cortijo del Fraile
A medida que se abren otros valles, aparecen campos en los que encontramos algún cultivo y por fin El cortijo del Fraile, en su mejor momento de luz, justo antes de que el sol deje de iluminarlo. Esta lugar fue el escenario de los hechos que inspiraron a García Lorca su obra Bodas de Sangre. Al posible  lector de este blog le recomiendo acceder al cortijo desde Rodalquilar en la hora del atardecer.
Hacia el Cortijo del Fraile

Volveremos a nuestro hostal siguiendo la carretera que atraviesa Los Albaricoques donde Sergio Leone rodó escenas de "La muerte tenía un precio".
Cortijo del Fraile

Ya anochece cuando nos acercamos al Pozo de los Frailes y las siluetas cónicas de estos montes se recortan en esta noche de luna llena. Escuchamos "Local Hero" y recordamos cuántas otras melodías podrían acompañarnos en este paisaje solitario.

www.degata.com

www.cabodegata-nijar.com

www.cabodegata.net

www.inatura.es

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