1ª PARTE: DE SAN JOSÉ AL CABO DE GATA
Nuestro lugar de residencia en esta visita al P. N. de Cabo de Gata está en el pequeño pueblo El Pozo de los Frailes junto a la localidad de san José.
Hemos llegado después de recorrer la autovía del Mediterraneo y atravesar los abusos urbanísticos cometidos en Levante, particularmente agresivos con el paisaje en torno a la Marina Baixa. A un lado y a otro de la autovía se han sucedido ininterrumpidamente urbanizaciones "con vistas al mar" a costa de comer el terreno en las laderas próximas a la costa. Al ritmo que va la economía española asistiremos al deterioro fantasmagórico de aquella insostenible fuente de enriquecimiento. La imagen de los embotellamientos que pueden producirse en las horas punta de afluencia a la playa refleja el sinsentido de como vivimos el ocio.
San josé |
Nuestra primera toma de contacto es con la localidad de San José,
antiguo pueblo de pescadores, de la que he leído referencias como
bulliciosa, quizá por ser la más grande de todas las de este P.N. y por
su gran oferta de servicios turísticos además de por su localización. La
recorremos admirándonos de la luz de Almería y el azul del
Mediterráneo. Disfrutamos del beneficio que supone la declaración de
Parque Natural por la limitación a esa especulación que ha destruido
paisajes como acabamos de ver en nuestro viaje. Todavía no ha llegado
una avalancha de turistas que colme las expectativas de quienes trabajan
en la hostelería y tampoco lo hará a lo largo de estas vacaciones. Si
la crisis da al traste con tantos negocios y puestos de trabajo devuelve
el equilibrio al uso que hacemos del paisaje.
Empezamos a recorrer el Parque en torno a las famosas playas comprendidas entre san José y el Cabo de Gata. Podemos acceder a la playa de los Genoveses por un sendero que parte de San José y continuarlo durante 13 km. hasta el Cabo. Este Parque ofrece múltiples senderos de longitud y duración diferente pero nosotros disponemos de sólo cuatro días escasos y alternaremos trayectos en coche con paseos.
Playa de los Genoveses |
Nos
acercamos en coche hasta la Playa de los Genoveses donde hay un
aparcamiento que en este momento apenas está ocupado. Cuando preparas un
viaje consultando páginas web u otro tipo de información te asaltan las
imágenes de aquello que vas a ver y se corre el riesgo de que el viaje
se convierta en el cumplimiento de una serie de itinerarios en el que
vas constatando la existencia de aquello que ya habías visto y de lo que
vuelves a dar fe de su existencia con tu cámara fotográfica. Por eso
últimamente me limito a leer procurando no quedarme con imágenes que
condicionen mi vista y poder sorprenderme de lo que voy descubriendo.
Recorremos la extensa playa de los Genoveses hasta el morrón que la limita y seguimos caminando por el Cerro de El Barronal recorrido por multitud de sendas. Elegimos caminar con vistas a los acantilados y a calas como la de su mismo nombre.
Playa de Monsul |
Con el coche llegamos a la Playa de Monsul, escenario de muchas películas, con su duna rampante y sus rocas en forma de ola. Continuamos hasta la Playa de la Media Luna. En este comienzo ventoso de la Semana Santa vivimos estas playas paseandolas y su belleza es tal que parece que esta sea la mejor forma de hacerlo. Me resulta difícil imaginarlas con olor a aceite solar y salpicadas de sombrillas.
Pasada la Cala Carbón nos vemos obligados a dejar el coche pues una valla nos impide el paso. Atrás hemos dejado numerosas calas nudistas.
Subimos andando 2 km. hasta la Torre Vigía de la vela Blanca atravesando el Barranco Negro y disfrutando de las flores y matorrales que hacen que la primavera sea el mejor momento para este viaje.
Punta Colorada |
En el alto acantilado del Cerro de la Vela Blanca, resto de un antiguo volcán submarino, disfrutamos hacia el N.E. de un perfil único por sus colores y formas conseguidas por la erosión del mar sobre los despeñaderos de lavas. Hacia el S.O. se recorta el Cabo de Gata y el Arrecife de las Sirenas en un contraluz que nos avisa de que la puesta de sol está próxima.
Cabo de Gata |
En el
Cerro de la Vela Blanca otra valla impide cruzar a los coches que
vengan desde el Cabo. Este trayecto cerrado al tráfico no presenta
ningún peligro: es suficientemente ancho y el acantilado no es
especialmente peligroso. Si podrán atravesarlo, al igual que todos los
que permanecen cerrados al tráfico en el Parque, quienes contraten una
excursión en todoterreno. Entiendo estas limitaciones al tráfico que son
las que permiten que disfrutemos de un paisaje único y que dejaría de
serlo con hileras de coches aparcados en los márgenes de la pista.
Quizá nos separen menos de 5 km. del Cabo. Se ha hecho tarde para continuar andando y si ahora queremos ir hasta el Cabo para contemplar la puesta de sol,tenemos que dar una vuelta de más de 35 km. volviendo a San José y dirigiéndonos hasta san Miguel de Cabo de Gata. Y habiendo leído acerca de lo espectacular de la puesta de sol en el Cabo, decidimos, temerariamente, hacer este trecho en una especie de carrera con el sol.
Cual turistas que siguen al pie de la letra las recomendaciones de un recorrido, desestimamos la posibilidad de quedarnos a contemplarla en la larga playa de Las Salinas y empezamos una subida suicida por una carretera de estrechas y cerradas curvas que van ganado altura sobre el acantilado. Solo me tranquiliza pensar que mientras el sol se está ocultando ningún otro turista descenderá por esta carretera.
Arrecife de las Sirenas |
El sol nos ganó y al llegar arriba la contemplación del Arrecife de las
Sirenas es la recompensa a esta absurda carrera. La imagen de la puesta
de sol en el oleaje de la playa queda en mi memoria, pero es una foto
perdida como tantas otras, en este y otros viajes. Y no lo vivo con la
ansiedad del coleccionista de imágenes, sino con un sentimiento de
melancolía ante la fugacidad del momento a la que la fotografía nos
enfrenta y que tantas veces experimento.
Más relajados descendemos la carretera con la intención de cenar en La Fabriquilla o La Almadraba de Monteleva, pequeños poblados junto al mar. Todo está cerrado. Se ven persianas bajadas en la mayoría de las casas. Parecen pueblos fantasmas que probablemente cobren vida los fines de semana o en verano.
Anochece y no podemos visitar la Albufera por falta de luz. Nuestra costumbre de cenar pronto hace que la luz suave de un chiringuito de madera situado en la playa- Chiringuito Chiribus- se nos ofrezca como una promesa de satisfacción inmediata. Y quizá por la necesidad de compensar la frustración por los locales que hemos encontrado cerrados y por las fotos perdidas, nos dejamos convencer de tomar una cena que rompe con nuestra habitual frugalidad a un precio caro como no volveremos a ver en toda la variada oferta de esta zona y sin tampoco satisfacernos gastronomicamente.
Atravesando los invernaderos que se extienden más allá de los límites
del Parque, volvemos a nuestro económico hostal en El Pozo de los
Frailes que nos permitirá compensar este gasto inusual.
2ªPARTE:LOS ESCULLOS, LA ISLETA DEL MORO, RODALQUILAR, EL CORTIJO...
Asuntos
familiares nos llevan durante la mañana de esta segunda jornada hasta
Almerimar. No visitaba esta parte de la costa desde hace 21 años.
Aguadulce se funde con Roquetas y los invernaderos han continuado su
expansión.
Almerimar
nació con la intención de ser una lujosa y exclusiva urbanización, un
oasis en torno a un campo de golf. Ha vivido, como todo el país, el boom
inmobiliario y el exceso de oferta de vivienda unido a la crisis
económica ha democratizado su uso, como no lo hubieran imaginado quienes
compraron y construyeron pensando ver a exquisitos jugadores de golf
ingleses en primera línea de playa.
Playa del Esparto |
Duna fósil en Los Escullos |
Por la tarde emprendemos el recorrido
desde El Pozo de los Frailes hacia el Norte del Parque haciendo nuestra
primera parada en la Playa del Arco, bahía de los Escullos. Recorremos
estas dunas fosilizadas de arena blanca en las que la erosión ha
trabajado fantásticas formas. Seguimos caminando hasta las rocas de la
Playa del Embarcadero o El Esparto donde las erosionadas y oscuras
formas volcánicas contrastan con la blancura de los carbonatos de la
Playa del Arco.
Estamos de los dos conos
volcánicos Los Frailes, los de mayor altitud del Parque, cuya silueta
disfrutaremos plenamente desde la Isleta del Moro en el otro extremo de
la Bahía.
Podemos llegar a la Isleta por
un sendero. Optamos por acercarnos con el coche considerando que lo que
veamos en el recorrido es lo que desde aquí divisamos y , al mismo
tiempo, con la certeza de que cada opción que rechazamos lleva una
visión de la realidad que, de haberla elegido, nos hubiera
sorprendido.
La Isleta del Moro |
Los Frailes desde la Isleta del Moro |
En La Isleta, pueblo de
pescadores situado en un abanico aluvial disfrutamos del paisaje desde
el mirador construido hacia el Sur del pueblo y desde el islote en el
que anidan multitud de gaviotas.
Sigiendo
la carretera llegamos al Mirador de la Amatista desde el que dominamos
los 20 km de calas y acantilados que hemos conocido desde nuestra
llegada.
Mirador de la Amatista |
La
carretera abandona la costa y nos adentra en el Valle de Rodalquilar.
Desde lo alto la vista es sorprendente. A medida que desciende la
carretera, se va abriendo un valle circular resultado de dos calderas
volcánicas. Hasta ahora los acantilados, los azules intensos del mar y
el cielo habían sido la visión más sorprendente que teníamos del parque.
Ahora se nos ofrece su interior montañoso donde los verdes de los
cultivos en esta época del año se mezclan con los rojos de estas
montañas mineras de las que se extrajo oro, plata y plomo hasta que se
las consideró poco rentables. La carretera no me ofrece un lugar en el
que parar y desde el que pueda fotografiar este anfiteatro cuya visión
me ha cautivado.
Montañas mineras de Rodalquilar |
Valle de Rodalquilar |
No entraba en mis planes el
acercarme a las abandonadas instalaciones mineras pero la atracción que
sentimos por el monte y en particular por el conocimiento de los
minerales se impone y nos vemos recorriendo la pista que se adentra en
la Sierra y cuando ya hayanos recorrido un trecho comprobaremos en el
mapa que esa pista nos conduce hasta el Cortijo del Fraile.
De Rodalquilar al Cortijo del Fraile |
A medida que se abren otros valles,
aparecen campos en los que encontramos algún cultivo y por fin El
cortijo del Fraile, en su mejor momento de luz, justo antes de que el
sol deje de iluminarlo. Esta lugar fue el escenario de los hechos que
inspiraron a García Lorca su obra Bodas de Sangre. Al posible lector de
este blog le recomiendo acceder al cortijo desde Rodalquilar en la hora
del atardecer.
Hacia el Cortijo del Fraile |
Volveremos a nuestro hostal
siguiendo la carretera que atraviesa Los Albaricoques donde Sergio Leone
rodó escenas de "La muerte tenía un precio".
Cortijo del Fraile |
Ya anochece cuando nos acercamos al
Pozo de los Frailes y las siluetas cónicas de estos montes se recortan
en esta noche de luna llena. Escuchamos "Local Hero" y recordamos
cuántas otras melodías podrían acompañarnos en este paisaje solitario.
www.degata.com
www.cabodegata-nijar.com
www.cabodegata.net
www.inatura.es
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