sábado, 28 de enero de 2023

PALACIO NACIONAL DE MAFRA. MEMORIAL DEL CONVENTO

 https://www.youtube.com/watch?v=f_Ve5wpauJI

Quizá, posibles lectores, si no lo habéis hecho ya, después de visionar el vídeo o tras leer esta entrada en el blog, os animéis a visitar el Palacio y Convento de Mafra. Quizá, si no lo habéis hecho ya, os animéis a leer Memorial del Convento. Si es así, seguramente agradeceréis haberos acercado hasta aquí y haber dedicado un tiempo a la literatura de José Saramago.

Leí Memorial del Convento en la década de los ochenta. José Saramago se trasladaba al siglo XVIII para narrar el proceso de construcción del Convento de Mafra, paralelamente a las vivencias de aquellos que no serían conocidos por su participación en las batallas donde dejaban la vida o sus miembros, aquellos que perecían en la hoguera por sus convicciones,  que no pasarían a la historia del arte por sus diseños arquitectónicos, sus murales, esculturas o tapices: picapedreros, albañiles, boyeros..., miles de hombres arrastrados desde todos los rincones de Portugal para acabar aquella obra descomunal, representados en la figura de Baltasar Siete soles, amante compañero de Blimunda Siete lunas. A su lado el padre Bartolomeu Lorenço, visionario, inventor. Personajes soñadores de otro futuro posible.

 
Cuando finalicé el libro comprobé toda la realidad histórica que allí se narraba y que Saramago había envuelto, en muchas ocasiones, con un velo de magia: eran reales el Convento, el rey Joao V y su esposa Mª Ana de Austria, su hija Bárbara, Bárbara de Braganza, el compositor Scarlatti que se convertiría en su maestro de música y la acompañaría a España donde ella se casaría con el futuro Fernando VI y cuya música he elegido para acompañar las imágenes del vídeo. Era real la sociedad que allí se describía: el absolutismo, la miseria, las epidemias, las guerras, la labor de la Inquisición, el papel desempeñado por la Iglesia y su relación con la monarquía en el poder.
 
Salón del trono en el Palacio de Mafra

 

La emoción al acabar el libro me llevaba a interesarme por aquel Convento. Sin embargo la grandiosidad de aquel proyecto, su carácter de obra fastuosa emblema de una monarquía autoritaria que tanto me recordaba al Escorial en su arquitectura y significado, me alejaban de mi primer interés. Aquellos eran tiempos en que nuestros viajes tenían como objetivo enseñar el mundo a dos niños pequeños desde lo más cercano a nosotros.

Pasados tantos años, al preparar la visita a Ericeira compruebo que Mafra se halla a escasos 10 km de distancia. ¿Cómo no aprovechar la ocasión para visitar este Palacio? Sé que releer el Memorial del Convento será determinantemente motivador para esta visita. Vuelvo al libro y arrastro a mi compañero de viajes sabiendo que compartiremos la emoción de la lectura y que después de ello Mafra se convertirá en un destino ineludible en este viaje . 

¿Cómo no visitar Mafra cuando hemos vivido junto a Siete soles, Blimunda y el padre Bartolomeu todos sus avatares como si de seres reales se tratase? Saramago nos sumerge en aquella época a través de descripciones pormenorizadas de procesiones, levas, ejecuciones, empresas grandiosas..., una realidad que contemplamos en directo. Al igual que hemos recorrido La Mancha buscando los rincones por donde cabalgó Don Quijote, así nos acercamos a Mafra, imaginando las extensiones que hubieron de ser desmontadas para asentar aquella magna construcción, los barracones en los que se hacinaban los hombres que acabaron aquel ambicioso proyecto, las cimas en las que pudo aterrizar el aparato volador, la passarola del padre Bartolomeu. 

De camino a Ericeira el Palacio se ve espléndido al final de la tarde cuando recibe toda la luz del sol y los amarillos de su fachada lo hacen destacar a kilómetros de distancia. 

Palacio de Mafra. (Cortesía de Internet)

Nosotros lo visitamos por la mañana. Primeramente buscamos la gran piedra de 31 toneladas que a lo largo de ocho días fue arrastrada costando la vida de algunos hombres y cuyo traslado ocupa emocionantes páginas en el relato de Saramago. Allí está, sobre el pórtico de la Iglesia, resquebrajada en el balcón destinado a que los reyes saludasen al pueblo como el Papá lo hace desde el Vaticano. Buscamos las estatuas traídas desde Roma que con tanto lirismo  adquieren protagonismo en las  páginas de la obra.
 
Balcón de "las bendiciones"

Proyecto de las 18 primeras esculturas encargadas

 

Ni Blimunda ni Siete soles vieron el Convento terminado. El acceso nunca les hubiera sido permitido. Ya dentro del Convento Palacio su recuerdo  se desvanece poco a poco frente a otra realidad que se impone: la sencillez de las celdas monacales, el arte y la belleza en la decoración de los techos del Palacio debidos a Cirilo Wolkmer Machado y Domingo Sequeira que llevaron a Portugal la grandeza de la pintura mural barroca italiana.

Techo en la Sala de los Descubridores Portugueses

El barroco italiano está presente en el Palacio de Mafra: la influencia de Borromini y su iglesia de Sant' Agnese in Agone se siente en la facha, en la Basílica y sus capillas. Las esculturas italianas del templo, los mármoles de colores rosa, gris, azul, beige, nos trasladan a Roma y a la experiencia de belleza vivida en sus templos.


Pórtico de la Basílica

La Biblioteca es la joya del Convento Palacio. Al margen del valor de los más de 36.000 libros que contiene, destacas su belleza: el mármol del suelo, el trabajo y color de la madera de sus estanterías, los tonos de los tomos encuadernados.

Biblioteca

 

Finalizamos nuestra visita recorriendo los jardines que rodean el Palacio, reconfortados por la belleza clásica que se ha impuesto, por algunos momentos, a nuestros primeros prejuicios. Belleza que queda empañada cuando recordamos que fue posible gracias al oro expoliado a Brasil y que 1383 trabajadores  fallecieron en esta construcción.

Volveremos a Portugal. Volveremos a Mafra en un primer domingo de mes y a las 16:00 horas asistiremos a un concierto ejecutado por los seis órganos de la Basílica. Quizá antes volvamos a leer el Memorial del Convento

 

MÁS INFORMACIÓN:

Palacio Nacional de Mafra: https://www.hisour.com/es/mafra-national-palace-portugal-51659/

El Palacio del rey. Mafra: https://www.hisour.com/es/the-kings-palace-palace-of-mafra-51646/

Convento. Mafra: https://www.hisour.com/es/convent-palace-of-mafra-51643/

Basílica. Mafra: https://www.hisour.com/es/basilica-palace-of-mafra-51630/

Biblioteca. Palacio de Mafra:  https://www.hisour.com/es/library-palace-of-mafra-51655/


martes, 17 de enero de 2023

ERICEIRA, RESERVA DEL SURF EN EUROPA

https://www.youtube.com/watch?v=nunNKwL9DGA 

En el año 2004 el suplemento El Viajero publicaba el artículo "Un rincón secreto de la costa de Lisboa"  elpais.com/diario/2004/03/27/viajero/1080425288_850215.html, acompañado de esta foto

No eran las condiciones privilegiadas para la práctica del surf, ensalzadas en el artículo, lo que despertaría mi interés por esta localidad, sino la imagen de ese original mirador inclinado sobre el Atlántico agitado.

Por fin este año, atraídos por la Charola del Convento de Cristo en Tomar, volvemos a Portugal, dedicándole más días que en nuestras últimas visitas y pudiendo acercarnos hasta Ericeira. 

El artículo del suplemento de viajes terminaba diciendo: " (...) No es mala idea recorrer de punta a punta el sinuoso paseo marítimo de Ericeira, empezando en el mirador donde se erige la Ermida de Sao Sebastiao y acabando en la zona de las Furnas (...) ideales para sentarse en uno de sus bancos, contemplar el estallido del Atlántico contra la costa y pensar de qué gustosa manera perder el tiempo al día siguiente." Con esta información, tras llegar a Ericeira al atardecer, recorremos los rocosos acantilados a los pies de la Rua das Furnas.

En Las Furnas

Este abrupto paisaje horadado por cuevas (las furnas) en las que tradicionalmente las marisquerías conservaban sus productos, batidos por el oleaje, hasta el momento de ser servidos, podría ser el lugar desde el que contemplar el oceano sentados en esos banquitos de la imagen que busco. Encontramos otros bancos, salpicados aquí y allá, estratégicamente situados en un entorno privilegiado para ver el océano, espléndido bajo cualquier luz y rodeados por versos incrustados en la roca que intensifican la vivencia de ese paisaje.

Mirador en Las Furnas

En el recorrido poético por Las Furnas

Tras visitar el Palacio Nacional de Mafra en la mañana siguiente, regresamos a Ericeira. En la Oficina de Turismo no conocen los banquitos que yo busco. Recorremos el caso antiguo de Ericeira, desde sus casas más sencillas en las que el contraste de la vivísima cal blanca y el añil son su única decoración, a las llamadas Casas de Praia, antiguas casas de veraneo decoradas con azulejos, al gusto de comienzos del siglo XX, cuando Ericeira era lugar de veraneo de reyes y aristócratas. La Casa de Cultura y el Casino son el ejemplo más vistoso de esa época.

Casino de Ericeira

Estamos en Portugal y no podemos ignorar sus iglesias destacando en Ericeira la Igreja de San Pedro y la Igreja da Misericordia con sus paneles que representan las Obras de Misericordia en torno a los siete paneles de los Sacramentos: una representación de dibujos sencillos, cargados de encanto y sorprendentes por el uso de la sencilla madera frente a los azulejos, seña de identidad portuguesa, presente en las más recónditas ermitas.

Igreja de San Pedro

La población turista que nos rodea viene buscando las olas: jóvenes llegados de todo el mundo, bronceados, con niños y sin ellos, inundan las calles donde se concentran los restaurantes durante el día y principalmente tras la puesta de sol. Una explosión de juventud que se convierte en un atractivo más de Ericeira.

Yo vengo buscando un mirador. A media tarde iniciamos un largo paseo por la costa de Ericeira. Comenzamos en el mirador de la Praia do Sul con intención de llegar a la Praia Ribeira d'Ilhas y ver desde allí el atardecer. Cinco kilómetros de un paseo sinuoso, a veces entre callejuelas que nos quitan las vistas marítimas, casi siempre con lugares de vistas tan hermosas como la Capela de Santo Antonio.

Capela de Santo Antonio

Antes de llegar a la Ribeira D'Ilhas pretendo acercarme a la Praia de Sao Sebastiao y su mirador, inicio del paseo descrito en El Viajero, tal vez el enclave de mis banquitos. Iniciamos el descenso hacia la playa creyendo estar sobre la Praia de Sao Sebastiao. Allí se encuentran los bancos y el mirador que me han traído hasta aquí: en el Largo das Fontanelas. Ha cambiado su pintura. El rincón situado sobre la Praia do Algodio es magnífico y el sentimiento de recompensa a mi constancia y a mi suerte, gratificante.


Mirador sobre la Praia do Algodio

Seguiremos caminado. Superaremos la Praia de Sao Sebastiao y la Ribeira d'Ilhas pero volveremos con tiempo para sentarnos en mis banquitos y esperar la puesta de sol.

Praia de Sao Sebastiao
Praia Ribeira d'Ilhas

Puesta de sol sobre la Praia do Algodio

Yo propondría Ericeira como sede de celebración de todas las cumbres mundiales: la Cumbre del G8 y del G20, las Cumbres por el Cambio Climático y el Desarrollo Sostenible, para combatir la pobreza, las Cumbres por la Paz. ¡¡¡Todas!!! Sentaría a los dirigentes mundiales a lo largo de los 5 km desde la Praia do Sul hasta Ribeira d'Ilhas esperando a ver la puesta de sol, con un oceáno tranquilo o agitado. Quizá al día siguiente sus decisiones permitirían, ¡¡¡por fin!!!, cambiar este mundo.