viernes, 28 de diciembre de 2012

VIAJE A PORTUGAL: GUIMARAES

http://youtu.be/vQJHS90mmYk


Oí hablar de Guimaraes durante nuestro viaje a Oporto. La joven Sevillana con la que compartí la espera y el trayecto de autobús en una lluviosa tarde de diciembre, tras acudir a un concierto en la Casa de la Música, me contó que Oporto le cautivaba tanto, que había desechado su intención inicial de visitar Guimaraes. Fue así como esta ciudad comenzó a existir para mí. A lo largo del 2012, en que ha sido Capital Europea de la Cultura, he tenido ocasión de saber un poco más de su historia, avergonzada de desconocer esta "Cuna de la Nacionalidad Portuguesa", como así han tenido que estudiarlo los escolares del país vecino, y al llegar el final del otoño, el recuerdo de otros viajes a Portugal en esta época del año, la  convierte en destino de una escapada.

Este viaje en coche hacia el Norte de Portugal nos permite un tránsito paulatino hacia un paisaje montañoso, salpicado de numerosos pueblos que se extienden por las laderas sin una aparente personalidad que los distinga, o eso al menos es lo que nos ofrece el viaje por esta tupida red de autopistas nacida en los años de bonanza económica. Queda atrás el frío duro de La Meseta, la desnudez de sus choperas, su vegetación quemada ya por el temprano frío. Todavía disfrutaremos en Portugal de dorados, rojizos y amables temperaturas, dulces como lo es este país.

Monumento al  Salado junto a la Iglesia de Sta. Mª de Oliveira
Llegados a Guimaraes en el día de la Constitución Española, nos dirigimos a la Oficina de Turismo con el fin de confirmar los horarios de visitas a los Museos y Monumentos, consultados previamente a través de Internet en distintas webs. Se me informa de que todo estará abierto ininterrumpidamente hasta las 18h. Al pedir información sobre algún acto especial durante esos día con motivo de la C.E. de la Cultura, no tienen actualizada la información impresa, y cuando le quito importancia al hecho, diciendo que ya había mirado algo en Internet y que solo quería confirmarlo, por si acaso yo no había obtenido bien esa información, la señora que me atiende, mostrándose cercana y con la confianza que parece darle nuestra similar edad, comenta que "realmente está muy difícil de obtener para los que no sabemos manejarnos bien en Internet". Con esta insólita información he conseguido quedarme sin ver el Museo de Alberto Sampaio, tan alabado en distintos foros, donde se reúnen los restos arqueológicos de Citania de Briteiros, confiada en "esa apertura ininterrumpida durante el fin de semana".

Claustro en el Museo Alberto Sampaio
Estudié bajo el Regimen Nacionalcatólico de Fco. Franco durante 15 años y puedo imaginar que a lo largo de la dictadura Salazarista, generaciones de potugueses verían la ciudad bajo el prisma del apasionamiento nacionalista propio del regimen: "Aquí nasceu Portugal" avisa un grandioso rótulo sobre un fragmento de muralla en el Centro Histórico. Hay en mi país, España, muchos lugares cuya utilización al servicio del adoctrinamiento maniqueo propio del fascismo( Covadonga, El Escorial...), ha provocado en mí una repulsa que todavía subyace, a pesar de que el paso de los años, con lo que conlleva de estudio más profundo de la Historia y de desapasionamiento general, me ha permitido relativizar todo el esfuerzo pedagógico de una época.


Y hoy se sigue viviendo con orgullo el valor histórico de Guimaraes. Su declaración como Ciudad Patrimonio de la Humanidad en diciembre del 2001 y la reciente C. C. Europea se suman a los símbolos de antaño.


Pienso en todo ello al pasear por esta ciudad, distanciada emocionalmente de su simbolismo, como me gustaría que fuésemos capaces de distanciarnos de patrioterismos en aras a un federalismo socialista europeo.

Colección del Museo Alberto Sampaio
Hemos comenzado el recorrido en la Iglesia de Sta. Mª de Oliveira, donde además de un despliegue de focos y personal técnico, encontramos a tres caballeros, militares de la época napoleónica, que nos explican que su atuendo se debe a un documental que Peter Greenaway está haciendo sobre la historia de la ciudad en este año culturalmente tan importante para ella. Junto a la iglesia, en el museo Alberto Sampaio, colección de arte sacro del norte de Potugal y situado donde la condesa Mumadona instaló un monasterio, núcleo del burgo de Guimaraes, el señor Greenaway y sus técnicos de luz y sonido, los figurantes: monjes y monjas, miembros del alto clero..., invaden el claustro más romántico que he visto y nos obliga a posponer la visita al mismo. En el último día de estancia en Guimaraes vuelvo a este claustro irregular, húmedo y oscuro. El vino verde de la comida y la sensación extraordinaria de recorrerlo a solas me llevan a disparar emocionada cantidad de fotos, de las que pocas podré salvar pues el foco se resiente de tanta afectividad.

Fiesta de "Maçazinhas"
Plaza de Santiago
Abandonamos el Largo da Oliveira con su Monumento al Salado, tan representativo de esta ciudad y a través de los arcos góticos de los Pazos del Municipio, entramos en la Plaza de Santiago, tranquila en esta mañana de jueves. Por la tarde será el escenario de una fiesta tradicional estudiantil "Las Maçazinhas",  cargada de simbolismo. Celebrando el día de San Nicolás, los varones estudiantes ponen en escena un antiguo ritual de galanteo, ofreciendo pequeñas manzanas a las jóvenes que llenan los balcones de esta vetusta plaza. Pasaremos por esta plaza numerosas veces y cada vez recordaré algún lugar de España: a veces será Sanabria en Zamora o La Alberca en Salamanca. Cuando en un sábado soleado y festivo las terrazas, que tan absurdas me parecen en esta época del año, se llenen de visitantes comiendo al sol,  sentiré que estoy en uno de esos pueblos gastronómicamente famosos del centro de la Península: Pedraza, Sepúlveda...

Calle de Sta. María

En la calle de Sta. María, una de las primeras calles abiertas para unir el monasterio y el castillo construído para defender el primitivo burgo, se suceden antiguos conventos, casa señoriales..., parte representativa de un casco histórico por cuya conservación Guimaraes  recibió el título de C. Patrimonio de la Humanidad.


Cor de Tangerina
Llegamos al Largo Martins Sarmento, plaza inclinada y triangular, rodeada de edificios encalados, bajos, representativos de la arquitectura portuguesa, uno de ellos recuperado como restaurante por una cooperativa centrada en el comercio justo, la agricultura biológica, y que además de su oferta como restaurante vegetariano, promueve multiples actividades con ese espíritu de desarrollo sotenible: Cor de Tangerina.


En algunos de estos edificios, antiguas casonas, se lee VENDE SE. "Se vende" en Portugal, en España, en Letonia...Me gustaría comprar aquí y vivir en esta palza por la que cada noche caminamos solitarios. Pero nadie compra y los Cascos Antiguos se despueblan convertidos en Monumentos que hemos de recorrer los turistas, a veces descargados de los autobuses para ser recoridos en un tiempo record. Y al volver siempre habrá quien diga: "Guimaraes se ve en media hora, Brujas en dos horas..." Por la noche, los restaurantes mantienen la vida de estos fantasmas del pasado que la conservación del Patrimonio de la Humanidad se encargará de preservar.

Castillo de San Mamede
Y volviendo a nuestro recorrido, llegamos al monte Latito, acrópolis donde se encuentran el Pazo de los Duques de Braganza, la Capilla de San Miguel donde fue bautizado Afonso Henriques, fundador de esta nación y el castillo de Sao Mamede. Saramago, en su "Viaje a Portugal" decía : "el viajero.....está desamparado entre las falsa murallas, casi suspirando de frustración,cuando vencidamente mira al suelo y en él subitamente se reconfota, tan cerca se encontraba la explicación de todo, y él no la veía: Está en pie, sobre las grandes piedras bastas que Afonso Henriques pisó y el peonaje popular, quién sabe si aquí mismo fue tendido alguien que se moría, un Martim cualquiera, un Älvaro de quien nada quedó escrito en la Historia, y entonces sabe que la cuna no es el castillo, sino la piedra,el suelo, el cielo que está arriba y este viento que sopla a rachas, soplo de todas las palabras portuguesas dichas, de todos los suspiros primeros y finales, murmullo del profundo río que es el pueblo..."

Palacio de los Duques de Braganza
La lluvia fina de esta tarde difumina los contornos de este conjunto restaurado y convierte, lo  que bajo los contrastes de un día soleado podría parecer un decorado de cartón piedra, en un entorno cargado de romanticismo.

Salazar convirtió el Palacio de los Duques de Braganza en Residencia Oficial. En mi país Fco. Franco hizo lo propio con el Pazo de Meirás y jamás pisaría semejante lugar aunque allí se conservasen las más preciadas obras de arte. Pero el turista es muchas veces incoherente con su ideología, y en esta tarde lluviosa el olor de la madera antigua de sus muebles y los tapices empolvados,  crean una atmósfera que son un bálsamo para nuestra incongruencia.

Fachadas en el ensanche
Guimaraes ha sido en estas tres jornadas el punto de partida hacia otros destinos cercanos: Braga, Viana do Castello y el Palacio del Solar de Mateus. En nuestras idas y venidas hemos ido conociendo sus calles, comercios...Las iglesias, como ya es costumbre en La Península, cerradas. Contemplar sus interiores, que considero Patrimonio de Todos, pues supongo que en Portugal como en España reciben importantes subvenciones del Estado, se ve limitado a las horas de culto, lo que por respeto a las creencias y prácticas ajenas lo hace imposible. Así nos hemos asomado al maravilloso interior de la Iglesia de San Francisco cubierto de azulejos, aprovechando la celebración de una boda.

Plataforma das Artes
Además del Guimaraes antiguo hemos visitado sus apuestas arquitectónicas más modernas: el Centro Cultural Vila FLor junto al Palacio del mismo nombre, La Plataformas das Artes, el Centro para los Asuntos de Arte y Arquitectura situado en una antigua fábrica textil recuperada como centro cultural multidisciplinar. Todos ellos han sido a lo largo de este año escenario de conferencias, mesas redondas, centros de debate sobre un tema central: la participación ciudadana y artística en torno a la recuperación cultural, creativa y económica de la ciudad. Satisfechos de sus logros al acabar el año, será en años sucesivos cuando se pueda valorar el resusltado de estas iniciativas contra el declive económico al que la globalización llevó a esta ciudad eminentemente textil.

Viviendas-tallers en la zona de Couros
Desde nuestra primera noche en esta ciudad, me sentí intrigada por una zona oscura, poco iluminada, situada al fondo del declive que se extendía más allá de nuestro hotel, una especie de ciudad invisible, un parentesis antes de llegar al Casco Antiguo. Con la luz del día pude distinguir barrios de casas muy humildes que dejaba de visitar anteponiendo nuestro plan previsto para el día. En nuestra última tarde en Guimaraes nuestro callejeo nos adentró en esta zona llamada "Zona de Couros" y así pudimos descubrir este área que tras la decadencia de la industria textil trata de recuperarse y llegar a imbricarse con el rcorrido histórico tradicional, destinando edificios abandonados a fines culturales o de vivienda. ¿Llegarán los presupuestos para que estos proyectos se hagan realidad, para que las actividades  culturales den vida a tantos centros creados para ello? ¿Qué precio tendrá que pagar el ciudadano por disfrutar de esta cultura cada dís más desprovista de apoyos cuando  los fastos coyunturales acaben?

Lavaderos en la Zona de Couros
Hemos disfrutado, como siempre en Portugal de la oferta gastronómica de Guimaraes en nuestras cenas. Nos han acompañado sus telediarios y hemos ojeado sus periódicos en la sobremesa. Como en España, los mismos problemas e idénticas soluciones: recortes de pensiones, recortes en sanidad, educación, supresión de pagas extraordinarias, reorganización administrativa de municipios....Dos países vecinos en los que han fracasado los políticos y los electores, y cuyos ciudadanos poseen un impulso vital que espero venza esta larga crisis.











domingo, 9 de septiembre de 2012

VIAJE A LETONIA: DE RUNDALE AL CABO KOLKA


http://youtu.be/kfiWCwnd_1Q

Carretera en el P.N. de Slitere
 
El Palacio de Rundale es contemplado como de visita inexcusable en todos los artículos turísticos sobre Letonia. He tenido muchas dudas al elegirlo, pues nos suponía un largo desplazamiento desde Cesis, y digo largo no por la gran distancia en kilómetros, sino por su duración, debido a las estrictas limitaciones de velocidad de este país. Solamente una vez, en un tramo de la autovía próximo a Riga hemos visto una señal limitando a 100 km/h. La limitación máxima habitual es de 90 km/h. por lo que como tiene que ser así, estas señales no aparecen en la carretera, como tampoco aparecen las que limitan a 50 km/h. en los tramos de carretera que corresponden a un municipio y que debido al hábitat disperso pueden ser muy extensos, debiendo estar muy atento al rótulo que informa del municipio y del final del mismo o al GPS del coche quien disponga de él. Sorprendentemente, a veces aparece una señal que limita a 70 km/h., pero nunca la que pone fin a esa limitación. Ya habíamos viajado por Estonia con esa continua limitación de velocidad acompañados de la emisora de radio clásica del país, lo que convertía esta experiencia de circular lentamente en carreteras de poco tráfico en parte de la relajación de las vacaciones. Y también esta vez la música nos acompaña todo el viaje. Otros se tumban en la playa...,muchos necesitarán hacer acopio de Bromazepán para hacer frente al otoño que se nos viene encima.

Palacio de Rundale

A las dudas respecto a la distancia a Rundale, se unía el hecho de ser un palacio, que si bien fue construído por Bartolomé Rastrelli, arquitecto del Palacio de invierno de San Petersburgo, es otro palacio más en esa moda de imitación Versallesca de las aristocracias europeas a lo largo de los siglos.

Jardín de Rundale
Pero tener una visión completa de las épocas históricas de Letonia y su arquitectura lo justificaban, por lo que al fin lo visitamos disfrutando de su exquisita restauración y a estas alturas de nuestra vida los afanes revolucionarios están tan controlados, que salimos de la visita impasibles, como asistimos impasibles, sólo cabreados, a los impunes desmanes bancarios de nuestro país, al progresivo deterioro del estado de bienestar y a la pérdida de importantes conquistas sociales en España. Desde nuestro retroceso vamos contemplando el pasado.

Después de los luminosos días de que hemos disfrutado en Gauja, ha entrado un frente y el viaje hasta Rundale es gris. Alejados de la "joyita" del P.N. de Gauja, nos adentramos en el país conociendo otro paisaje y otra realidad ecónomica. Hemos parado en Salaspils donde nos llaman nuestra atención las barriadas de bloques de vivienda de la época soviética en mal estado de conservación. En muchas otras localidades iremos viendo cómo se está tratando de remozar estas grises viviedas, cubriendo sus fachadas con bloques de color y en barrios más pudientes, incluso con elegante madera negra. Pero todavía hay grandes diferencias sociales y económicas. 

En Salaspils y tantos lugares.
En este día casi lluvioso Salaspils y sus viviendas me producen una gran tristeza y más tarde recordaré que aquí estuvo el campo de concentración nazi donde fueron exterminados 45.000 judíos de Letonia y 55.000 pertenecientes a otras comunidades y países ocupados, hoy recordado por un monumento conmemorativo. Había decidido no hacer objeto de visita turística un lugar en el que el sufrimiento fue la realidad. He estado cerca y he sentido tristeza.


Anochecer en el Golfo de Riga
Tras la visita a Rundale y Bauska hemos emprendido camino hacia el Norte. He elegido Jurmala y poder pasar una tarde disfrutando del mar al anochecer. Jurmala es  un destino de vacaciones en la playa, en el que a lo largo de 20 km. de costa arenosa se extienden 12 pequeños municipios, siendo los más concurridos Bulduri, Dzintari, Majori y Dubulti. Pasamos una noche en un pequeño hotel situado en Majori fiel en su  arquitectura al estilo de casas del s.XIX que son el motivo que me ha traído hasta aquí.


Tras un fuerte aguacero la luz no me permite hacer buenas fotografías, pero paseamos por estas calles buscando mansiones que fueron residencia de escritores, cineastas...

Casa de Baños en Majori
La playa está bordeada de pinos y desde ella no se divisan estos edificios de madera construídos en una retícula de calles paralelas y transversales, situadas en lo que era un bosque sobre pequeñas dunas, salvo el visible y representativo antiguo balneario de gran belleza y un nuevo hotel, que a modo de nuestro Algarrobico ha invadido la costa, en lo que quizá se valore como un signo de prosperidad occidental.



Fuente de agua sulfurosa en Kemeri
En nuestro penúltimo día de viaje comenzamos visitando Kemeri, al oeste de Jurmala, sede de un antiguo balneario rodeado por un decadente parque por el que paseando podemos enlazar con los senderos del P.N. de Kemeri.  En el Parque nacional disfrutamos de una naturaleza que ya habíamos conocido en Estonia: bosque, lagos, humedales y ciénagas. Es un importante punto de observación de aves, especialmente en otoño y primavera, momento de la emigración. Actualmente el sendero entarimado que permite el acceso a la ciénaga está en reparación.


Faro interior de Slitere
El destino de nuestra última noche es el cabo Kolka. Desde el inicio de la preparción del viaje tuve claro este destino, al Norte de Curlandia y punto de confluencia de las aguas del mar Báltico y el golfo de Riga. Estar nuevamente en el mar en la puesta de sol nos lleva a hacer noche en una casita de madera en un camping de Kosrags en el P.N. de Slítere.




La costa en Kosrags
Siempre había imaginado la ruta desde Kemeri hasta Kolka bordeando la costa oriental de Curlandia, lo que nos permitiría parar en algún pueblo de pescadores, en el lago Engure y sobre todo en la duna de Purciems, desde donde tener una vista elevada sobre el Cabo. Pero el navegador no lee mi pesamiento y al haberle puesto como punto de destino, nuestro destino en Kosrags donde nos alojaremos, nos lleva por el interior. Mi compañero y conductor está cansado y optamos por continuar sin rectificar. Me enfado conmigo misma y cuando llegamos a la ventosa costa de Slïtere, la recorro a toda velocidad, a favor y en contra del viento, oponiéndome a su resistencia para descargar mi tonta frustracción.

En Lüzna
Desde el interior del faro de Slïtere se aprecia la compacta masa de este bosque , el más antiguo de Letonia, con una gran variedad de fauna como Alces, venados, castores...Los pueblos, conjuntos de casas dispersas donde quedan algunos pescadores, están separados de la costa virgen por arboladas dunas atravesadas por senderos. Se puede ir de pueblo a pueblo caminado por estos senderos y volver por la costa, haciendo recorridos circulares que han de tener en cuenta la dirección del viento marino - una fuerte experiencia- antes de comenzar el recorrido.

Puente en Kuldiga
Y emprendemos el regreso. Vamos camino de Kuldïga, último pueblo que visitamos y hemos elegido la carretera costera hacia Ventspils. Nuevamente la gran experiencia de conducir en carreteras solitarias. Estos lentos tramos me permiten reposar toda la información conseguida en el viaje. Se van asentando las imágenes y recuerdos mientras en los bosques que bordean la carretera los vecinos de estas aldeas recogen setas y frutos silvestres. Veremos a lo largo de la carretera a ancianos y ancianas con sus botecillos tratando de vender su cosecha.

Antigua casa en Kuldiga

Kuldïga, a la que ya aludí al hablar de Cesis, es nuestro último destino si bien en el montaje de vídeo he preferido acabar con el atardecer en el Cabo Kolka. No he incluído imágenes de Kuldïga en el vídeo por no alargar su duración, pues aunque Youtube nos permita más tiempo, el resultado puede ser pesado.
Tras la visita a esta encantadora pequeña ciudad y volver nuevamente a Riga, desde donde volaremos, vivimos palpablemente las grandes diferencias de este país.
Canal en Kuldiga
La casa del guarda del castillo en Kuldiga

Imagino encontrar en el aeropuerto una fila de compatriotas bulliciosos una vez cumplidas las espectativas de las vacaciones, pero para mi sorpresa la mayoría son ciudadanos lituanos. Había olvidado que mi país, España, es un famoso y soleado destino turístico. Quizás muchos de ellos estén regresando a esa nación a la que la crisis económica de Letonia les llevó a emigrar.

Es ahora cuando ha terminado mi viaje. He recordado paisajes, monumentos...Recuerdo también el agradable trato de las personas que he conocido. Dejé para la vuelta la lectura de un libro que sabía sería una experiencia muy dura. Se trata de "El libro negro" de Vasili Grossman donde se narra el exterminio de tantos pueblos y fundamentalmente del pueblo judío durante la segunda guerra mundial. La experiencia humana en este viaje ha sido cálida  y cuando esto sucede vamos adoptando países a medida que viajamos. Conocerles mejor, incluso en sus momentos más oscuros, es  lo que seguirá a este viaje






 Acerca del Parque natural Kemeri:
www.daba.gov.lv/eng

Visitar Kurzeme (Oeste de Letonia)
www.kurzeme.lv