viernes, 31 de agosto de 2012

VIAJE A LETONIA: 1ª PARTE. RIGA

 http://youtu.be/tP9EyYynFcU

Un viaje a Riga era una de las posibilidades que desde hacía algún tiempo nos planteábamos al planificar las vacaciones de Semana Santa. Suponía conocer esa capital de la que tan elogiosamente habíamos oído hablar, al igual que de su vecina Tallin, desde que las Repúblicas Bálticas se independizaron de la URSS y, desde allí, emprender una visita fugaz a Estonia para reunirnos brevemente con nuestro hijo. Pero todos los años apertábamos esta idea por el elevado precio del viaje en aquellas fechas para tan sólo cuatro días disponibles. Este año ha sido, por fin, el destino de nuestras vacaciones de verano, pudiendo disponer de siete días para conocer, no sólo la capital, sino parte del país, y convirtiéndose el viaje en motivo de reencuentro con nuestro hijo.

Recuerdo el comienzo de la planificación del viaje como una mezcla de ilusión e incertidumbre: hemos de decidir qué ver, cuánto tiempo estar en cada destino. En ese momento sólo conozco parte de la historia de ese país, la dolorosa época comprendida entre el alzamiento del nazismo y su independencia de la URSS; he leído artículos sobre sus conflictos, todavía latentes, por reconocer la nacionalidad a residentes rusos, asentados tras la ocupación soviética o a sus descendientes, que se extiende al reconocimiento del ruso como lengua cooficial y que es rechazado por una mayoría de ciudadanos..., he oído hablar de la belleza de su capital, de la importante presencia del estilo ART NOUVEAU en sus calles y....poco más.

Hecho mano de la carpeta donde guardo las publicaciones de artículos de viajes sobre aquellos lugares que me gustaría visitar y que cada vez abro con la certeza de cuántos se quedarán en un mero sueño, pues la posibilidad de viajar tras una jubilación que veía cercana, se va alejando cada día más y con ello, los destinos guardados en la carpeta de viajes. Encuentro artículos sobre Riga y sobre los planos de Google Maps empiezan a existir para mí la playa de Jurmala, el Parque natural de Gauja, castillos,ciudades medievales..., nombres que creo no seré capaz de recordar. Sé, por otro lado, que a medida que avance en la preparación del viaje, me familiarizaré con ellos  y que al fin, sobre lo que ahora son líneas en el plano, se levantará ante nosotros una realidad de la que formaremos parte, tanto más, cuanto más hayamos trabajado por conocerla.

En algún momento atravieso la preparación el viaje con desánimo. Busco en Internet experiencias de viajeros y tiemblo ante los relatos de una mayoría de ciudadanos  británicos. Imagino que no provocaremos ni protagonizaremos situaciones semejantes. Me acerco al país a través de la literatura y leo Los perros de Riga de Henning Mankell, que narra un momento crucial, previo a la conquista su independencia de la URSS en una gris y fría ciudad, que no corresponde con la visión que el país quiere ofrecerme hoy a través de su brillante e interactiva web oficial de turismo. Pero he de decir no a muchas propuestas pues sólo tenemos siete dias. ¡Elegir!

Puente del ferrocarril sobre el río Daugava en Riga
Desde el escaparate de la agencia de viajes cercana, el anuncio de "Tahití y sus islas" me recuerda diariamente otras posibilidades de viaje en las que abandonarme en manos de quien elija por mí destinos, hoteles, restaurantes...El periódico me bombardea con las promociones de cruceros cada día más baratos, sus "todo incluído"....

Las cálidas respuestas a mis primeros correos electrónicos con oficinas de turismo, hoteles...,me traen el contacto humano que hace que ese momento del viaje empiece a ser realmente emocionante.

Sigulda, Cesis, Krimulda, Kúldiga y otros tantos destinos a los que sólo por la sonoridad y poder sugerente de sus nombres quiero ir, han sido tantas veces imaginados que, en los días previos al viaje, recuerdo con autosatisfacción los inicios de preparación del viaje.

Mercado Central de Riga
Iberia Express nos lleva a Riga desde Madrid. El vuelo sale a la 1 de la madrugada. Aterrizamos a las 6 hora local. Tras consumir una gran taza de café - aquí hay que pedir un expresso si se quiere un café solo como tomamos en España; un café, es gran tazón de café - el autobús 22 nos lleva al centro desde el aeropuerto. Pronto empezamos nuestro recorrido por la ciudad. Hemos elegido para esta temprana hora la visita al Mercado Central, situado junto al río, la estación de trenes y de autobuses y que comienza su actividad organizando los numerosos puestos de carne, productos lácteos, frutas y verduras, flores..., situados en los que fueron cinco enormes hangares de una flota de dirigibles.

Frutos del bosque
En el Mercado Central
El afán de fotografiar lo distinto y peculiar de cada lugar, choca en algún momento con el rechazo de quienes están haciendo su trabajo y se sienten exótico objeto de la curiosidad del turista, pese a haber pedido permiso. A partir de aquí, el pudor o el respeto me impedirán fotografiar ese madrugador paisaje humano que se agolpa en las paradas del tranvía o a estas ancianas que barren las calles como forma de conseguir un subsidio que ayude en su precaria situación económica. El paso a la economía capitalista ha tenido un alto precio en grandes sectores de la población privados del amparo de PAPA ESTADO y las desigualdades se ven en la calle.

Vista desde la torre de San Pedro
Mientras llega la hora de apertura de los edificios y museos más notables, recorremos el río Daugava  y sus puentes en una nubosa mañana, fotografiando el perfil de la ciudad que más tarde veremos desde la torre de la Iglesia de San Pedro.

Llegados al casco antiguo, descubrimos que en estas fechas Riga celebra sus fiestas y en  este año giran en torno a la conmemoración del 730º aniversario de su incorporación a la liga Hanseática en 1282.

Iglesia de San Juan
Este centro, en el que encontramos monumentos como la Iglesia se San Juan, cuyo origen se remonta a la fundación de Riga en 1201 cuando el obispo alemán  Albert de Buxhoeveden levantó el primer fuerte germánico desde el que iniciar una cruzada-conquista sobre los pueblos paganos del norte, se ha convertido en un gran mercado medieval que invade las calles con artesanía de los países bálticos. Acompañados por caballeros, damas y artesanos, como hemos visto en otros mercados de nuestro país,  vamos recorriendo sus calles a la búsqueda de edificios destacados, como la Iglesia de San Pedro, el castillo, la catedral y su órgano , la casa de los Cabezas Negras, el Pequeño y Gran Gremio, numerosas  iglesias y almacenes medievales...y sintiendo que formamos parte de una idéntica forma de celebrar la antigüedad. En la plaza del Ayuntamiento está instalado un escenario en el que a lo largo de todo el día se suceden actuaciones de folclore, música antigua y orquestal, coros, mimo...y donde nos detenemos cada vez que pasamos pues aquí sí está la diferencia y la belleza.

Monumento a la Libertad
Junto a este escenario se halla el Museo  de la Ocupación en el que se expone el desgarro que supuso la época iniciada en 1939, en la que tras haber alcanzado la independencia de la Rusia zarista al final de la 1ª GM, volvieron a caer bajo poder soviético, sufriendo miles de deportaciones a Siberia, que serían seguidas por la ocupación nazi entre 1941 y 1944, ocupación que se vivió en principio como liberadora y en la que perecieron miles de judíos. La victoria de la URSS en la 2ª GM continuo las deportaciones y todos los cambios vividos por los países ocupados.

Salgo de este museo con la sensación de que estos horrores tuvieron que ser mucho peores que nuestra guerra civil, pues aquí confluyeron todas las humillaciones, abusos, venganzas, delaciones y crueldad de esa época.

En el escenario continúan las actuaciones y desfiles de grupos folclóricos, aquí y allá conciertos de órgano, desfiles de motos y coches antiguos, acrobacias aéreas...La población de esta ciudad llena las calles en su fiesta y me complace mezclarme y sentir que no somos riadas de turistas los que invadimos una ciudad museo. Terrazas cubiertas por parasoles cubren las plazas y no consigo hacer fotos de este casco antiguo que reflejen una idea preconcebida de ciudad que quizá corresponda a los momentos de bajón turístico.No he venido en invierno. Es verano y estos países viven la calle con auténtico frenesí en esta estación.

Experimento durante este fin de semana ese cambio generacional que supone dejar relajadamente en manos de mi hijo la labor de intérprete, comprobando, al mismo tiempo, que en esta ciudad se admite el inglés sin ningún rechazo, como ocurre, en cambio, en Rusia.

Edificio en la calle Kalcienma
En estos dos días hemos ido más allá del casco antiguo. Cruzando el río nos hemos dirigido a Pardaugava, en la orilla izquierda del río, zona con abundantes casas de madera principalmente en torno a la calle Kalnciema, donde en el siglo XVII se asentaba Agenskalns, suburbio con casas de madera que en caso de guerra podría ser  quemado  lo que obstaculizaría el paso del enemigo hacia las murallas de la ciudad. Estas calles están vacías. La vida en este fin de semana está en el centro al que la gente acude con los medios de transporte gratuitos por ser fiestas.
Detalle de fachada Art Nouveau

Saliendo hacia el Este del casco antiguo, flanqueado por el canal ajardinado donde estuviera la muralla y tres grandes parques, escenario estos días de conciertos y juegos, hemos recorrido las amplias avenidas y calles donde se concentran los más representativos edificios ART NOUVEAU por los que Riga consiguió ser nombrada Ciudad Patrimonio de la Humanidad y que corresponden a un periodo optimista y de florecimiento económico. Este movimiento se convirtió en uno de los signos de identidad que contribuyeron a forjar la corriente nacionalista que finalmente daría a Letonia su independencia tras la 1ª GM. La equidad social no se ha conseguido jamás y en toda época estos pisos han sido habitados por las clases pudientes: diputados, ministros, embajadores...

Mi última foto en Riga
Nos sorprende ver el tendido eléctrico de estas calles carentes de farolas y sustituídas por sencillas lámparas centrales. No veremos esa iluminación nocturna. Hemos destinado dos días a Riga. Como a toda ciudad, podríamos haberle dedicado más tiempo, pero es nuestra elección y en esta última noche, al igual que en mi ciudad, acudimos en masa hacia los puentes desde donde contemplaremos la exhibición de fuegos artificiales con la que nos despedimos de ella, encantados del trato con su gente y animados a seguir continuando el viaje.






Información sobre arquitectura en madera:
 
Ruta autobús 22 desde el aeropuerto y viceversa:

Conciertos organo en la catedral: