martes, 8 de enero de 2013

VIAJE A PORTUGAL: BRAGA Y PALACIO DE MATEUS

http://youtu.be/vcTRN2v6_Tg

Nos separan de Guimaraes 600 km. y en estos cuatro días de viaje hemos aprovechado para visitar dos lugares cuya imagen vista en sendas fotografías,  hace ya varios años, ha tenido la fuerza suficiente para traerme hasta aquí: la escalinata del Bom Jesús do Monte en Braga y el Palacio de Mateus en Vila Real.

Trato de analizar que mecanismos se desencadenan en mí, aficionada a la fotografía, para entender este poder de la imagen. Sé que encontraré lo que se me ha mostrado, lo cual no debería ser gran aliciente,  pues no es más que dar fe de una realidad que previamente conocía y de mi paso por este escenario del mundo, pero quizá sea más motivador el reto de saber verlo, encontrarlo, encuadrarlo...y la posibilidad de ver más, de ver diferente.

Bom Jesús do Monte
La foto de la escalinata del Bom Jesús, que guardo desde hace ocho años, presenta el entrecruzamiento de líneas de granito sobre muros encalados, adornadas con pináculos y esculturas. Contra un cielo azul intenso el encalado se ve luminoso y entre los muros entrecruzados se ve el torso de una mujer y su sombra proyectada en la cal. Tiene para mí un atractivo inquietante: el misterio de qué habrá tras los muros, como olerá, qué desnivel será el que lleve hasta esa torre que se adivina al fondo, cuáles serán las dimensiones reales de esa escalera de perspectiva engañosa.

Al preparar el viaje, leo acerca del simbolismo que encierran como camino que el creyente realiza superando el mundo material de los sentidos y purificándose hasta alcanzar las virtudes. Un lugar de peregrinaje en el que pueden encontrarse devotos subiendo de rodillas. Decidimos acudir temprano y tener una vivencia más personal de este lugar.

Parque en Bom Jesús do monte
El navegador nos conduce hasta lo alto del monte donde aparcamos el coche, con lo que nuestra primera experiencia con este lugar no será la de subir, sino la de bajar y lo hacemos a través de un monte convertido en parque, salpicado de lagos, templetes, cuevas artificiales, paseos con  el encanto del s. XIX. La humedad del monte nos trae todos los aromas de una vegetación que disfrutamos en este final del otoño aquí, en el monte Latito de Guimaraes y en el Palacio de Mateus.

El entorno del santuario, en lo alto de las escalinatas, es palaciego, sensual, algo que no conozco en la arquitectura religiosa española.

Estado de deterioro de la escalinata
Hemos de descender las escaleras para tener luego la experiencia de subirlas, buscando imágenes que no serán mejores, ni más originales que las de otros turistas, serán solo las nuestras y éstas no reflejarán la luminosidad de aquella foto, pues ahora la posición del sol las mantiene en penumbra. Ni reflejan el contraste de la cal con el granito, pues el estado de conservación de la pintura es lamentable y ahora la realidad es otra, una realidad en la que la humedad va descubriendo la piedra, imágenes de una decadencia, espero que transitoria.

Una sola imagen me trae hasta aquí y sin embargo mi trabajo de montaje recrea muchas más imágenes, en un afán descriptivo de una parte de la realidad, una realidad fotogénica, seleccionada por una visión ciega a muchos otros aspectos que otros apreciarán si visitan estos mismos lugares.

Vista exterior de la Capilla adosada
Busco en Braga otra iglesia, la capilla visigótica de San Fructuoso. Pregunto por ella en la tienda de recuerdos del Bom Jesús y nos envían a la cima del monte. Animados por esta proximidad ascendemos la carretera para llegar no a San Fructuoso, sino al santuario de Sameiro, imponente construcción de mediados del s. XIX, dominando la ciudad y con la que he iniciado el montaje, por el poder simbólico de la religión en esta ciudad a lo largo de los siglos. Nuestro hallazgo no tiene nada que ver con la recoleta capilla que quiero encontrar y sobre la que pregunto nuevamente en Sameiro sin ningún resultado. EL castellano y el portugués son idiomas similares y sin embargo, a veces, la comprensión parece difícil.

En la oficina de turismo del centro de Braga nos proporcionan las coordenadas que nos permitirán llegar sin problemas:41º 33´37,34´´N   8º 26´19,47´´W.

Calle próxima a la catedral de Braga

Dedicamos tiempo a pasear por Braga, a la que llego sin demasiada información, ni imágenes anteriores, dispuesta a disfrutar de lo no imaginado previamente. Nuestro paseo por esta ciudad amable dura hasta que el temprano horario de cierre de San Fructuoso lo permite.



Por fin llegamos a esta capilla funeraria construída hacia el año 660 por San Fructuoso como su propio mausoleo. Esta pequeña joya que sigue los  modelos del arte Bizantino, como el mausoleo de Gala Placidia en Rávena, está adosada al lateral de un convento franciscano y fueron unas obras realizadas en el s. XIX las que permitieron encontrarla.


La Capilla desde la nave franciscana
Su situación, su tamaño, la elegancia de sus columnas, capiteles, figuras geométricas que la adornan en el interior y el exterior son la gran sorpresa del día, un contrapunto artístico a otras formas opulentas con las que hemos comenzado la jornada. Y sin embargo no he conseguido dar el testimonio de esta belleza: Imágenes desenfocadas, disparadas emotivamente sin hacer un uso adecuado de las posibilidades de la cámara. Quizá el niño que con su móvil fotografía la fachada siguiendo las explicaciones de la profesora que acompaña a un pequeño grupo de alumnos, haya conseguido reflejar mejor este lugar imprescindible si se visita Braga.

Terminamos el día visitando Viana do Castello, que recorremos sin fotografiarla,cuando la luz va cayendo. Viana do Castello tiene el encanto de las pequeñas ciudades portuguesas: edificios de poca altura con sus fachadas cuajadas de grandes ventanales con palillería, detrás de los cuales me gustaría recordar la vida en esa hora en la que el sol pinta en el suelo mosaicos de luz. El casco antiguo se apiña en torno a la Plaza de la República, en la que se mezclan estilos y recuerdos de épocas gloriosas según el sentir de quienes rigieron los rumbos de la historia. La alfombra roja cubre la calle comercial y paquetes de regalo animan este centro histórico salpicado de locales que "compran oro por dinero".

Palacio de Mateus
La segunda foto que nos trae hasta aquí es una foto del Palacio de Mateus, guardada desde hace diez años: un palacio del s. XVIII que conjuga la sencillez rural con el adorno barroco. A la derecha, imponentes árboles y delante, un gran estanque. Supone para mí una promesa de disfrute. Esa necesidad de belleza plástica me impulsa a viajar porque no la encuentro en mi día a día  y porque es un reconstituyente contra el desgaste que supone intentar alcanzar una belleza ética en unos tiempos de abuso, estafa y desasosiego general.

Llegar hasta el Palacio de Mateus desde Guimaraes supone una hora de recorrido por una autopista que nos lleva cumbreando esta región de Tras os Montes. Llegando a Vila Real vemos un letrero que anuncia el Palacio y a partir de ahí, nos perdemos. Cuando en Vila Real bajo del coche para informarme, el azar me lleva a dirigirme a tres lugareños que en ese momento se disponen a arrancar su camioneta y que nos invitan a seguirles. La falta de tiempo con la que he preparado este viaje ha hecho que no haya visitado previamente la web de Mateus donde está toda la información exacta para llegar: 41º 17´51,86´´ N  7º 42´ 49,18´w., pero esta experiencia con la amabilidad de la gente me resulta más gratificante que la autocomplacencia de disponer de estos avances técnicos con los que viajamos hoy en día quienes podemos.

Jardines del Palacio de Mateus
Imagino que la primavera avanzada y los mediados del otoño serán los mejores momentos para visitar estos jardines vinculados a los viñedos del Solar. Pero disfrutamos de los juegos de su geometría, la luz y el olor de este jardín antes de pasar al interior del palacio donde podremos contemplar una vivienda museo.

La visita guiada por estos nobles espacios nos informa de la vinculación cultural de esta familia ya desde el siglo XIX y especialmente en la actualidad, promoviendo actos culturales de todo tipo, especialmente vinculados al perfeccionamiento musical y a la literatura.

Y satisfechas las cíclicas necesidades de belleza, hemos podido hacer frente a la recta final del trabajo a fin de año y al paso de la ITF (Inspección Técnica Familiar) que la celebración de la Navidad supone.