miércoles, 9 de noviembre de 2022

ÓBIDOS (PORTUGAL)

 https://www.youtube.com/watch?v=WxI0OmX0RmI

Todos los artículos de viajes y reseñas en diferentes blogs que he leído, referidos a Óbidos, al preparar este viaje, coinciden en que debe visitarse evitando las horas centrales del día debido a la masiva afluencia de visitantes. Recuerdo esta misma advertencia referida al pueblo malagueño de Frigiliana que acertadamente visitamos en las primeras horas del día el año pasado. Los expertos viajeros aconsejan visitarla al atardecer, cuando el pueblo comienza a vaciarse, el sol dora sus murallas y los campos que se extienden hacia poniente quedan bañados por esa luz que resalta todavía más su belleza.

Puerta de entrada a Óbidos al atardecer

 

Con esta información llegaremos a Óbidos en esa hora magnífica. Haremos noche dentro del recinto amurallado. Los hoteles en este pueblo, considerado una de las siete maravillas de Portugal, son caros pero hay una amplia oferta de alojamientos rurales con precios más asequibles. El inconveniente suele ser su limitado horario de checking. Elegimos la Guesthouse Vila de Óbidos. Buenas críticas y horario de entrada hasta las 23:00. Al correo en que pregunto dónde recogeremos las llaves me responden que el checking lo haremos enfrente de nuestro alojamiento, en la Casa das Senhoras Rainhas. Hago una lectura muy rápida. Entiendo que pasaré a recoger las llaves a casa de las vecinas, las señoras Rainhas. Imagino unas señoras mayores, un poco trasnochonas y amables que nos esperaran hasta las 23:00 en torno a una bandeja de dulces portugueses viendo la tele o haciendo labores. Me muevo por Google Maps y descubro un hotel: Casa das Senhoras Rainhas. Es entonces cuando entiendo que se trata de Las Señoras Reinas haciendo referencia al hecho de que Óbidos fue una villa entregada como dote a las reinas portuguesas desde que Don Dinis la ofreció a su esposa Isabel de Aragón en el siglo XIII, extendiéndose la tradición hasta el siglo XIX en que dejó de pertenecer al patrimonio real.

Las reinas, señoras de la Villa, se esforzaron en dejar su huella en este coqueto caserío. En aquellos tiempos las labores humanitarias que centran la actividad de nuestras reinas de hoy en día estaban inseparablemente ligadas a su condición de reinas católicas. La poderosa e influyente Iglesia Católica conseguía la construcción de magníficos templos junto a obras civiles que daban razón de ser a estas damas. Así Isabel de Aragón construyó en las afueras de Óbidos una leprosería con una capilla que a lo largo de los siglos se convertiría en la Iglesia de San Juan Bautista, hoy sede del Museo Parroquial.

La reina Leonor, esposa de Joao II fundaba la Santa Casa de la Misericordia en 1498, junto al Hospital de la Misericordia, hoy Posada Histórica e iniciaba la reforma de la Iglesia de Santa María, en su origen mezquita musulmana de Óbidos. Su completa reconstrucción se iniciaba bajo la protección de Doña Catalina de Austria, esposa de Joao III. Los retablos de este templo, el más importante de Óbidos, fueron realizados por otra mujer: la pintora sevillana Josefa de Óbidos.

Interior Iglesia de Santa María
 

En 1573, costeado por la reina Catalina de Austria, se iniciaba la construcción del acueducto de 3 km de longitud situado fuera del recinto amurallado.

Imagen del acueducto. Cortesía de Internet

 

Si bien son magníficas las decoraciones de estas iglesias, sus mosaicos, techos, pinturas, las obras conservadas en sus Museos y Galerías de Arte Contemporáneo, si Óbidos es de el 2015 una Villa Literaria en la que numerosos espacios se han convertido en librerías, su mayor encanto y por el que recibe tantos visitantes es su propio recinto úrbano y su lugar de emplazamiento. Óbidos se yergue en lo alto de una colina. Al acercarnos al atardecer, ya en la distancia, la muralla dorada destaca rodeando el pequeño núcleo como una cinta rematada por el pomposo lazo del castillo.

Conjunto urbano de Óbidos

Su estratégica situación determinó el establecimiento de un primitivo castro celtíbero sobre el que se asentarían romanos, visigodos y árabes. Antiguamente desde esta atalaya se divisaba el mar. Las reformas acometidas por el rey Don Dinis para proteger las tierras agrícolas del avance de las arenas costeras mediante la plantación de bosques de pinos, supusieron un alejamiento del litoral costero. La cercana Laguna Salada de Óbidos es un resto de aquel mar que en otros tiempos avanzaba hacia el interior.

La belleza de Óbidos se nutre de la huella de los diferentes pueblos en el transcurso de la historia. El llamativo castillo de origen romano sería fortificado por los árabes y reconstruído sucesivamente hasta llegar a su estado actual reconvertido en Posada Histórica, la primera de Portugal.

Castillo de Óbidos

 

La primitiva muralla árabe fue modificada después de que Don Alfonso Enriques reconquistara la Villa. Don Dinis levantó la Torre del Homenaje y robusteció la muralla que tras el terremoto de 1755 sería definitivamente reformada.

Lienzo de la muralla

Dentro de la muralla, al igual que en la malagueña Frigiliana con quien comparte pasado árabe, la singularidad de Óbidos radica en el trazado laberíntico de sus calles, en sus recodos, arcos, pasadizos, puertas y postigos de muralla. Si al atardecer es cuando resplandece la muralla, se necesita la luz del día para disfrutar del contraste de las paredes encaladas con el color de las flores y los trazos añil, albero y granate que las decoran.

Calle típica

Si en Frigiliana la profusión floral me resultó excesiva, no lo siemto así en este Óbidos del mes de septiembre. Si en Figiliana el encalado era deslumbrante, en Óbidos convive con los desconchones _ desconchones portugueses que me gustan tanto_ no sé si como resultado de las sucesivas crisis económicas o como una búsqueda de autenticidad.

(Frigiliana en este canal:  https://www.youtube.com/watch?v=RDcb5NY0w2M )


En los comentarios que José Saramago dedica a Óbidos en su viaje a Portugal destaco este párrafo que hoy no hubiera pasado ningún filtro mínimamente tolerante con el machismo:

"(...) toda ella se ha compuesto para que le saquen, no una foto, sino muchas, con la preocupación de quedar favorecida en todas. Óbidos es un poco como la muchachita de tiempo antiguo que fue al baile y espera que la vengan a sacar. La vemos muy compuesta en su asiento, no mueve una pestaña, y está disgustadísima porque no sabe si el caracolillo de la frente se le ha desmadejado con el calor. Pero, en fin, la chica es guapa, no se le puede negar"


Yo tampoco puedo negar su encanto aunque para ser fiel al espíritu positivo con que viajo, a mi afán por disfrutar y alimentarme de belleza, debo eludir todas las construcciones que invaden la cerca del castillo y que se mantienen para cuando llegue el Festival Internacional del Chocolate en primavera, el Mercado Medieval de julio, la Navidad... Quizá en 1995 cuando Saramago escribió su libro, este despliegue de festivales histórico -turísticos no habían alcanzado tal magnitud. Quizá ese escenario permanente no le hubiera gustado.

Casetas de los festivales frente al castillo

Finalizamos nuestra visita. Un nuevo grupo de viajeros entra en la Villa. Su guía se detiene frente al Pilar Camoneano construído en 1932 para homenajear a Luis de Camoens que en su obra "Os Lusiadas" hace referencia a Óbidos y su fidelidad a Don Alfonso Enriques. Les recuerda que tienen dos horas de visita al cabo de las cuales "deberán encontrarse frente a esa picota donde en la antigüedad se exponía a los ajusticiados". Les advierte del peligro de dejarse tentar por la constante oferta de tacitas de chocolate con licor de guindas a lo largo de la Rua Direita. En el pavimento de este eje central círculos amarillos indican el sentido en que los turistas deben avanzar. Visitarán, probablemente, otras maravillas de Portugal: Batalha, Alcobaça..., que nosotros conocimos hace ya cuarenta años. Ahora nos dirigimos al Atlántico.

Pilar Camoneano

MÁS INFORMACIÓN: https://turismo.obidos.pt