domingo, 9 de septiembre de 2012

VIAJE A LETONIA: DE RUNDALE AL CABO KOLKA


http://youtu.be/kfiWCwnd_1Q

Carretera en el P.N. de Slitere
 
El Palacio de Rundale es contemplado como de visita inexcusable en todos los artículos turísticos sobre Letonia. He tenido muchas dudas al elegirlo, pues nos suponía un largo desplazamiento desde Cesis, y digo largo no por la gran distancia en kilómetros, sino por su duración, debido a las estrictas limitaciones de velocidad de este país. Solamente una vez, en un tramo de la autovía próximo a Riga hemos visto una señal limitando a 100 km/h. La limitación máxima habitual es de 90 km/h. por lo que como tiene que ser así, estas señales no aparecen en la carretera, como tampoco aparecen las que limitan a 50 km/h. en los tramos de carretera que corresponden a un municipio y que debido al hábitat disperso pueden ser muy extensos, debiendo estar muy atento al rótulo que informa del municipio y del final del mismo o al GPS del coche quien disponga de él. Sorprendentemente, a veces aparece una señal que limita a 70 km/h., pero nunca la que pone fin a esa limitación. Ya habíamos viajado por Estonia con esa continua limitación de velocidad acompañados de la emisora de radio clásica del país, lo que convertía esta experiencia de circular lentamente en carreteras de poco tráfico en parte de la relajación de las vacaciones. Y también esta vez la música nos acompaña todo el viaje. Otros se tumban en la playa...,muchos necesitarán hacer acopio de Bromazepán para hacer frente al otoño que se nos viene encima.

Palacio de Rundale

A las dudas respecto a la distancia a Rundale, se unía el hecho de ser un palacio, que si bien fue construído por Bartolomé Rastrelli, arquitecto del Palacio de invierno de San Petersburgo, es otro palacio más en esa moda de imitación Versallesca de las aristocracias europeas a lo largo de los siglos.

Jardín de Rundale
Pero tener una visión completa de las épocas históricas de Letonia y su arquitectura lo justificaban, por lo que al fin lo visitamos disfrutando de su exquisita restauración y a estas alturas de nuestra vida los afanes revolucionarios están tan controlados, que salimos de la visita impasibles, como asistimos impasibles, sólo cabreados, a los impunes desmanes bancarios de nuestro país, al progresivo deterioro del estado de bienestar y a la pérdida de importantes conquistas sociales en España. Desde nuestro retroceso vamos contemplando el pasado.

Después de los luminosos días de que hemos disfrutado en Gauja, ha entrado un frente y el viaje hasta Rundale es gris. Alejados de la "joyita" del P.N. de Gauja, nos adentramos en el país conociendo otro paisaje y otra realidad ecónomica. Hemos parado en Salaspils donde nos llaman nuestra atención las barriadas de bloques de vivienda de la época soviética en mal estado de conservación. En muchas otras localidades iremos viendo cómo se está tratando de remozar estas grises viviedas, cubriendo sus fachadas con bloques de color y en barrios más pudientes, incluso con elegante madera negra. Pero todavía hay grandes diferencias sociales y económicas. 

En Salaspils y tantos lugares.
En este día casi lluvioso Salaspils y sus viviendas me producen una gran tristeza y más tarde recordaré que aquí estuvo el campo de concentración nazi donde fueron exterminados 45.000 judíos de Letonia y 55.000 pertenecientes a otras comunidades y países ocupados, hoy recordado por un monumento conmemorativo. Había decidido no hacer objeto de visita turística un lugar en el que el sufrimiento fue la realidad. He estado cerca y he sentido tristeza.


Anochecer en el Golfo de Riga
Tras la visita a Rundale y Bauska hemos emprendido camino hacia el Norte. He elegido Jurmala y poder pasar una tarde disfrutando del mar al anochecer. Jurmala es  un destino de vacaciones en la playa, en el que a lo largo de 20 km. de costa arenosa se extienden 12 pequeños municipios, siendo los más concurridos Bulduri, Dzintari, Majori y Dubulti. Pasamos una noche en un pequeño hotel situado en Majori fiel en su  arquitectura al estilo de casas del s.XIX que son el motivo que me ha traído hasta aquí.


Tras un fuerte aguacero la luz no me permite hacer buenas fotografías, pero paseamos por estas calles buscando mansiones que fueron residencia de escritores, cineastas...

Casa de Baños en Majori
La playa está bordeada de pinos y desde ella no se divisan estos edificios de madera construídos en una retícula de calles paralelas y transversales, situadas en lo que era un bosque sobre pequeñas dunas, salvo el visible y representativo antiguo balneario de gran belleza y un nuevo hotel, que a modo de nuestro Algarrobico ha invadido la costa, en lo que quizá se valore como un signo de prosperidad occidental.



Fuente de agua sulfurosa en Kemeri
En nuestro penúltimo día de viaje comenzamos visitando Kemeri, al oeste de Jurmala, sede de un antiguo balneario rodeado por un decadente parque por el que paseando podemos enlazar con los senderos del P.N. de Kemeri.  En el Parque nacional disfrutamos de una naturaleza que ya habíamos conocido en Estonia: bosque, lagos, humedales y ciénagas. Es un importante punto de observación de aves, especialmente en otoño y primavera, momento de la emigración. Actualmente el sendero entarimado que permite el acceso a la ciénaga está en reparación.


Faro interior de Slitere
El destino de nuestra última noche es el cabo Kolka. Desde el inicio de la preparción del viaje tuve claro este destino, al Norte de Curlandia y punto de confluencia de las aguas del mar Báltico y el golfo de Riga. Estar nuevamente en el mar en la puesta de sol nos lleva a hacer noche en una casita de madera en un camping de Kosrags en el P.N. de Slítere.




La costa en Kosrags
Siempre había imaginado la ruta desde Kemeri hasta Kolka bordeando la costa oriental de Curlandia, lo que nos permitiría parar en algún pueblo de pescadores, en el lago Engure y sobre todo en la duna de Purciems, desde donde tener una vista elevada sobre el Cabo. Pero el navegador no lee mi pesamiento y al haberle puesto como punto de destino, nuestro destino en Kosrags donde nos alojaremos, nos lleva por el interior. Mi compañero y conductor está cansado y optamos por continuar sin rectificar. Me enfado conmigo misma y cuando llegamos a la ventosa costa de Slïtere, la recorro a toda velocidad, a favor y en contra del viento, oponiéndome a su resistencia para descargar mi tonta frustracción.

En Lüzna
Desde el interior del faro de Slïtere se aprecia la compacta masa de este bosque , el más antiguo de Letonia, con una gran variedad de fauna como Alces, venados, castores...Los pueblos, conjuntos de casas dispersas donde quedan algunos pescadores, están separados de la costa virgen por arboladas dunas atravesadas por senderos. Se puede ir de pueblo a pueblo caminado por estos senderos y volver por la costa, haciendo recorridos circulares que han de tener en cuenta la dirección del viento marino - una fuerte experiencia- antes de comenzar el recorrido.

Puente en Kuldiga
Y emprendemos el regreso. Vamos camino de Kuldïga, último pueblo que visitamos y hemos elegido la carretera costera hacia Ventspils. Nuevamente la gran experiencia de conducir en carreteras solitarias. Estos lentos tramos me permiten reposar toda la información conseguida en el viaje. Se van asentando las imágenes y recuerdos mientras en los bosques que bordean la carretera los vecinos de estas aldeas recogen setas y frutos silvestres. Veremos a lo largo de la carretera a ancianos y ancianas con sus botecillos tratando de vender su cosecha.

Antigua casa en Kuldiga

Kuldïga, a la que ya aludí al hablar de Cesis, es nuestro último destino si bien en el montaje de vídeo he preferido acabar con el atardecer en el Cabo Kolka. No he incluído imágenes de Kuldïga en el vídeo por no alargar su duración, pues aunque Youtube nos permita más tiempo, el resultado puede ser pesado.
Tras la visita a esta encantadora pequeña ciudad y volver nuevamente a Riga, desde donde volaremos, vivimos palpablemente las grandes diferencias de este país.
Canal en Kuldiga
La casa del guarda del castillo en Kuldiga

Imagino encontrar en el aeropuerto una fila de compatriotas bulliciosos una vez cumplidas las espectativas de las vacaciones, pero para mi sorpresa la mayoría son ciudadanos lituanos. Había olvidado que mi país, España, es un famoso y soleado destino turístico. Quizás muchos de ellos estén regresando a esa nación a la que la crisis económica de Letonia les llevó a emigrar.

Es ahora cuando ha terminado mi viaje. He recordado paisajes, monumentos...Recuerdo también el agradable trato de las personas que he conocido. Dejé para la vuelta la lectura de un libro que sabía sería una experiencia muy dura. Se trata de "El libro negro" de Vasili Grossman donde se narra el exterminio de tantos pueblos y fundamentalmente del pueblo judío durante la segunda guerra mundial. La experiencia humana en este viaje ha sido cálida  y cuando esto sucede vamos adoptando países a medida que viajamos. Conocerles mejor, incluso en sus momentos más oscuros, es  lo que seguirá a este viaje






 Acerca del Parque natural Kemeri:
www.daba.gov.lv/eng

Visitar Kurzeme (Oeste de Letonia)
www.kurzeme.lv

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