martes, 17 de enero de 2023

ERICEIRA, RESERVA DEL SURF EN EUROPA

https://www.youtube.com/watch?v=nunNKwL9DGA 

En el año 2004 el suplemento El Viajero publicaba el artículo "Un rincón secreto de la costa de Lisboa"  elpais.com/diario/2004/03/27/viajero/1080425288_850215.html, acompañado de esta foto

No eran las condiciones privilegiadas para la práctica del surf, ensalzadas en el artículo, lo que despertaría mi interés por esta localidad, sino la imagen de ese original mirador inclinado sobre el Atlántico agitado.

Por fin este año, atraídos por la Charola del Convento de Cristo en Tomar, volvemos a Portugal, dedicándole más días que en nuestras últimas visitas y pudiendo acercarnos hasta Ericeira. 

El artículo del suplemento de viajes terminaba diciendo: " (...) No es mala idea recorrer de punta a punta el sinuoso paseo marítimo de Ericeira, empezando en el mirador donde se erige la Ermida de Sao Sebastiao y acabando en la zona de las Furnas (...) ideales para sentarse en uno de sus bancos, contemplar el estallido del Atlántico contra la costa y pensar de qué gustosa manera perder el tiempo al día siguiente." Con esta información, tras llegar a Ericeira al atardecer, recorremos los rocosos acantilados a los pies de la Rua das Furnas.

En Las Furnas

Este abrupto paisaje horadado por cuevas (las furnas) en las que tradicionalmente las marisquerías conservaban sus productos, batidos por el oleaje, hasta el momento de ser servidos, podría ser el lugar desde el que contemplar el oceano sentados en esos banquitos de la imagen que busco. Encontramos otros bancos, salpicados aquí y allá, estratégicamente situados en un entorno privilegiado para ver el océano, espléndido bajo cualquier luz y rodeados por versos incrustados en la roca que intensifican la vivencia de ese paisaje.

Mirador en Las Furnas

En el recorrido poético por Las Furnas

Tras visitar el Palacio Nacional de Mafra en la mañana siguiente, regresamos a Ericeira. En la Oficina de Turismo no conocen los banquitos que yo busco. Recorremos el caso antiguo de Ericeira, desde sus casas más sencillas en las que el contraste de la vivísima cal blanca y el añil son su única decoración, a las llamadas Casas de Praia, antiguas casas de veraneo decoradas con azulejos, al gusto de comienzos del siglo XX, cuando Ericeira era lugar de veraneo de reyes y aristócratas. La Casa de Cultura y el Casino son el ejemplo más vistoso de esa época.

Casino de Ericeira

Estamos en Portugal y no podemos ignorar sus iglesias destacando en Ericeira la Igreja de San Pedro y la Igreja da Misericordia con sus paneles que representan las Obras de Misericordia en torno a los siete paneles de los Sacramentos: una representación de dibujos sencillos, cargados de encanto y sorprendentes por el uso de la sencilla madera frente a los azulejos, seña de identidad portuguesa, presente en las más recónditas ermitas.

Igreja de San Pedro

La población turista que nos rodea viene buscando las olas: jóvenes llegados de todo el mundo, bronceados, con niños y sin ellos, inundan las calles donde se concentran los restaurantes durante el día y principalmente tras la puesta de sol. Una explosión de juventud que se convierte en un atractivo más de Ericeira.

Yo vengo buscando un mirador. A media tarde iniciamos un largo paseo por la costa de Ericeira. Comenzamos en el mirador de la Praia do Sul con intención de llegar a la Praia Ribeira d'Ilhas y ver desde allí el atardecer. Cinco kilómetros de un paseo sinuoso, a veces entre callejuelas que nos quitan las vistas marítimas, casi siempre con lugares de vistas tan hermosas como la Capela de Santo Antonio.

Capela de Santo Antonio

Antes de llegar a la Ribeira D'Ilhas pretendo acercarme a la Praia de Sao Sebastiao y su mirador, inicio del paseo descrito en El Viajero, tal vez el enclave de mis banquitos. Iniciamos el descenso hacia la playa creyendo estar sobre la Praia de Sao Sebastiao. Allí se encuentran los bancos y el mirador que me han traído hasta aquí: en el Largo das Fontanelas. Ha cambiado su pintura. El rincón situado sobre la Praia do Algodio es magnífico y el sentimiento de recompensa a mi constancia y a mi suerte, gratificante.


Mirador sobre la Praia do Algodio

Seguiremos caminado. Superaremos la Praia de Sao Sebastiao y la Ribeira d'Ilhas pero volveremos con tiempo para sentarnos en mis banquitos y esperar la puesta de sol.

Praia de Sao Sebastiao
Praia Ribeira d'Ilhas

Puesta de sol sobre la Praia do Algodio

Yo propondría Ericeira como sede de celebración de todas las cumbres mundiales: la Cumbre del G8 y del G20, las Cumbres por el Cambio Climático y el Desarrollo Sostenible, para combatir la pobreza, las Cumbres por la Paz. ¡¡¡Todas!!! Sentaría a los dirigentes mundiales a lo largo de los 5 km desde la Praia do Sul hasta Ribeira d'Ilhas esperando a ver la puesta de sol, con un oceáno tranquilo o agitado. Quizá al día siguiente sus decisiones permitirían, ¡¡¡por fin!!!, cambiar este mundo.



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